
El Imaginario Mundo del Doctor Parnassus.
Y sí, la ignorancia da felicidad. Lo creo y lo profeso. Yo no seré un erudito en cine, pero desde que tengo noción de lo que es un guión, un argumento o la fotografía, me he vuelto incapaz de ver una película sin tratar de disecar y analizar cada escena que pasa. Olvidé como es que hacía uno para sentarse y disfrutar de la función. Esta cuasiobsesión genera que no me guste casi nada de lo que veo en el cine y, como el que busca encuentra, lo que medio me gusta siempre tiene un lunar peludo. Sumado a esto, la diarrea que tiene Hollywood últimamente tampoco ayuda.
Es por eso que mi excelente amiga Clo se sorprende y modula un "¡Verga! así será" cuando digo que algo verdaderamente me gustó. Y esa fue precisamente la expresión que provocó mi opinión sobre El imaginario Mundo del Doctor Parnassus (2009). Esta peli independiente del director Terry Gilliam es, de verdad, la más pura psicodelia. Para que se hagan una idea, es la historia de una compañía teatral itinerante liderada por el un actor inmortal de 1000 años que se hace llamar Dr. Parnassus, quien, gracias a un pacto que hizo con el mismísimo Diablo, utiliza un espejo mágico para introducir a sus clientes en un mundo imaginario y alucinógeno donde sus sueños, anhelos, vicios, pecados y tentaciones parecen materializarse. ¡Coño! Nada malo puede salir de tanta originalidad y creatividad.